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Arquitectos: Albor Arquitectos
- Área: 88 m²
- Año: 2021
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Fotografías:Albor Arquitectos, Laurian Ghinitoiu
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Proveedores: AutoDesk, Eupinca, Industria local, REVIMCA
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Una realidad socioeconómica inestable está en la base del proyecto Casa Torre. La perspectiva de un futuro incierto moldeó el programa al que se trata de responder erigiendo una atalaya desde la cual sortear los desafíos por venir. Casa Torre se ubica en la cima de una pequeña colina de una ciudad costera básicamente plana, lo cual propicia unas inesperadas y excepcionales vistas.
El lote, caracterizado por la existencia de una vivienda prefabricada con patio posterior, se distingue por una relación frente-fondo atípica en la trama compacta de la ciudad y la ventaja de un coeficiente de ocupación del suelo inferior al 50%. En esta parcela la obra debía resolver un programa abierto que solicitaba una estructura capaz de reinventarse funcionalmente en relación con “la situación” imperante: de la precariedad al sustento, del día a día a la vida plena.
La actuación propuesta fue entonces un edificio-parcela a desarrollar en fases: un edificio trazado desde la temporalidad, con un núcleo primigenio en forma de torre. Fases de ejecución: 1. Renta de la vivienda existente durante la ejecución de la casa torre. 2. Posterior reforma arquitectónica o desmontaje del 100% de la vivienda existente para utilizarla en el esquema de construcción progresiva previsto por fases. 3. Diversos esquemas de división y venta de una parte de la propiedad.
El volumen de la casa, devenido en una torre, es la expresión resultante del deseo de una casa con jardín con vistas hacia el paisaje en un núcleo urbano muy compacto, en un gesto casi ingenuo de establecer contacto con una realidad atemporal, o al menos no actual.
De esta manera, el funcionamiento general de la vivienda – quehaceres diarios, condiciones ambientales y expresiones sociales – se basa y sustenta en la relación y el diálogo con este paisaje, dispuesta en una sucesión vertical de espacios, con la zona pública en el basamento, habitaciones-dormitorios en un cuerpo de dos niveles y un mirador en la cima.
En la base el jardín se despliega, contenido por el perímetro que busca desvanecer, las especies que se apropian de los muros y trepan por toda la altura de la torre. La apertura de un portón corredizo trasciende del patio al interior y permite que la vida pública se desarrolle en este espacio común rodeado por sombras matizadas y humedad en el intenso clima local. En el volumen central se ubican dos habitaciones, concebidas para acomodarse a variadas situaciones de convivencia familiar: flexibilidad para habilitar dos dormitorios en una habitación, un espacio de trabajo + dormitorio, o su uso como dormitorios para renta.
En la cima se observa finalmente el entorno a plenitud, es la metáfora final del filtro de relaciones que compone el recorrido desde la base, es el punto desde el cual la casa mejor expresa su reflexión espacial y la relación con sus habitantes, es el momento además de dialogar con la ciudad y su realidad, como otros miradores ya construidos en otros momentos. En el atardecer, Casa Torre y la ciudad se vuelven a construir en cada visita. La cuestión perceptiva permite allí ese juego de reflexión sublime, tan necesario como la propia casa para la familia que la habita.